Beneficios de viajar. Terapia pasada, presente y futura

Seguro que conoces esa bonita sensación que sientes cuando viajas, exploras un nuevo lugar, te pierdes por maravillosos rincones, disfrutas de una gastronomía diferente, descubres sitios únicos e inolvidables… Lo habrás sentido en alguna ocasión, seguro. No importa si has viajado mucho o poco. Es fácil darse cuenta de todos los beneficios de viajar. Una auténtica terapia, con grandes ventajas.

Si de verdad te gusta viajar, seguro que ya sabrás por dónde vamos. Y si todavía no te has aficionado a los viajes, te invitamos a leer este post para que comprendas los increíbles beneficios de viajar. ¡La mejor de las desconexiones!

 

¿Cuáles son los beneficios de viajar?

Decimos que viajar es una terapia porque nos aporta un sinfín de emociones positivas y hace que veamos la vida de otro modo, al menos durante un tiempo (en concreto, el que dura tu viaje).

Imagínate paseando por una ciudad nueva, la que quieras, visitando sus monumentos y cenando en uno de sus restaurantes. ¿Qué sientes al pensarlo? Es posible que muchas de estas situaciones te generen una bonita sonrisa y te evoquen a un momento en el que disfrutabas y sentías verdadera felicidad. Y es que cuando visitamos un nuevo lugar, dejamos a un lado los problemas y centramos nuestra atención es conocer ese sitio. Rompemos con la rutina y nos evadimos de los problemas, poniendo nuestro foco de atención en otros aspectos.

Todo esto… Te suena, ¿verdad? Pues bien, este es el primero de los beneficios de viajar. Desconectar de la monotonía y la rutina es una de las necesidades que tenemos los seres humanos y viajar nos ofrece una plena desconexión. Nos invita a sentirnos con más calma y evitamos pensar en aquellos aspectos que pueden generar negatividad en nuestra vida.

Indudablemente, en cada viaje se aprende algo nuevo y en ámbitos muy diferentes. Conoces más sobre geografía, descubres la historia del lugar, pruebas su gastronomía, aprendes otras culturas y te enriqueces como persona.  En definitiva, viajar hace que abras tu mente a otras posibilidades. Y esto, aunque no lo creas, ¡te hace sentir mucho mejor como persona!

Como ves, viajar puede convertirse en una auténtica terapia que nos ayuda a ser más optimistas y felices. Pero los beneficios de viajar duran más de lo que habías pensado. Realizar un viaje puede traerte infinidad de cosas buenas desde el momento de su preparación, hasta después incluso de vivir la experiencia.

 

Terapia futura: preparación del viaje

Cuando decimos que viajar es una terapia futura queremos decir que, desde meses antes de que realices el viaje, ya estamos experimentando vivencias positivas en nuestra mente.

La preparación de esos días que pasamos fuera de casa supone un momento muy disfrutado entre las personas apasionadas por los viajes. Elegir el lugar, leer sobre él, comprar los billetes, reservar el alojamiento… Cada hecho nos va acercando un poquito más a ese momento tan deseado. Cuanto más organicemos, más conocimiento estamos adquiriendo sobre el destino y notaremos como la ilusión por viajar es cada vez mayor.

Por eso, la organización de un viaje aumenta nuestra motivación. En cierta medida, nos ayuda a escapar de la rutina que tenemos cada día y hace que nos concentremos en ese momento que nos traerá tanta felicitando, incrementando nuestra positividad. La ilusión es una de las emociones más bonitas y curativas que podemos tener, al igual que ocurre con la motivación. Ambas nos aportan energía positiva en nuestra vida diaria.

 

Terapia presente: ¡nos vamos de viaje!

Llega el momento más esperado en las últimas semanas, puede que incluso meses. Desde que salimos de casa con la maleta a cuestas nos invaden un sinfín de sensaciones y nos olvidamos incluso de nuestros problemas diarios. ¿Quién no ha dicho alguna vez eso de ‘da igual, hemos venido a pasarlo bien’?

Cuando viajamos, abrimos nuestra mente. Crecemos un poco más de manera personal. Nos podemos llevar el día entero andando por la ciudad, aunque el resto del año no hagamos nada de deporte. Aquí, el cansancio no importa en absoluto.

Utilizamos todo tipo de transporte público, aunque en nuestro día a día siempre usemos el coche. Nos adaptamos a otros horarios de comidas, probamos platos que ni hubiésemos imaginado. Conocemos gente, compramos recuerdos, sacamos fotos, etc.

En definitiva, durante un viaje hacemos pequeñas pero diferentes cosas que nos recuerdan que estamos viajando.

Pero sin duda, uno de los grandes beneficios de viajar es que nos “reiniciamos” durante unos días y tomamos una filosofía de ‘cero agobios’. Esos días estamos más relajados, tolerantes y permisivos con nosotros mismos. La única preocupación que ronda por nuestra cabeza es disfrutar al máximo de ese lugar.

Cada viaje nos ofrece algo nuevo. Aprendemos en cada salida. No solo adquirimos conocimiento del sitio o cultura general. También aprendemos de nosotros mismos, vemos todo de lo que somos capaces, incluso nos volvemos expertos improvisando planes en situaciones casi extremas.

 

Terapia pasada: los mejores recuerdos

Generalmente recordamos nuestras vacaciones con alegría y nostalgia. Por mucho que pase el tiempo y sea cosa del pasado, siempre sonreiremos al recordar los maravillosos días que pasamos en aquel lugar.

Viajar es una de las aficiones que mejores recuerdos nos dejan. Somos capaces de cerrar los ojos y trasladarnos a aquella ciudad que nos enamoró. Le tenemos cariño a un objeto simplemente porque lo compramos en aquel sitio. Y nos podemos llevar horas y horas hablando de todo lo que vivimos durante esos días. Anécdotas, curiosidades, historias, vivencias… ¡Y siempre te sacarán una gran sonrisa!

Los beneficios de viajar van mucho más allá y no terminan cuando ya hemos realizado el viaje. Las sensaciones perduran en nosotros para el resto de nuestras vidas.

 

¿Todavía no ves los beneficios de viajar?

Salir de tu zona de confort, lanzarte a la aventura (aunque lleves todo super planificado), enriquecerte, conocer lugares nuevos, romper con la rutina. Son solo algunos ejemplos de los múltiples beneficios de viajar.

Realizar un viaje es, sin duda, una de las mejores terapias. Al menos una vez al año deberías permitirte ese lujo y descansar de todo lo demás. Pero, cuidado. ¡Esta terapia puede volverse muy adictiva!

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